Gritos espantosos de escuchan por doquier,
Todos salen buscando de quien pueden ser;
Más cual va siendo la sorpresa,
Era la muerte lamentándose de su presa.
***
Es un suplicio, haberme fijado en este chico,
Ya que todo el tiempo me canta su papalotito,
Y lo mismo le da un día ser Cura,
Y al siguiente traer una cruda.
***
Calaquita no te lo lleves, me gritaba Yeka.
Más nunca entendí porque era esa advertencia,
Ahora comprendo y me arrepiento,
Pues ya no puedo con tanto tormento.
***
Pero algo les voy a prometer,
Y es que jamás a Vitore lo visitare,
Porque si escucho mas su gesture,
Téngalo por seguro que también me moriré.
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